Del prototipo al producto terminado: cuándo incorporar el código de barras en tu diseño
Cuando un emprendimiento pasa de la idea al producto terminado, hay un momento clave que muchas veces se deja para el final: el código de barras.
Sin embargo, esperar hasta último momento para incluirlo puede generar demoras, costos extra y problemas de impresión.
En esta nota te contamos cuándo y cómo incorporar el código de barras en tu diseño, con ejemplos y consejos prácticos para que llegues a la etapa de producción sin contratiempos.
Por qué el código de barras no puede ser un detalle de último momento
Diseñar una etiqueta o un envase lleva tiempo: elegir colores, tipografías, materiales, tamaños, textos legales, fecha de vencimiento, tabla nutricional, etc.
En medio de todo ese proceso, el código de barras suele parecer algo menor… hasta que llega la imprenta y lo pide urgente.
El código de barras no es un adorno, sino una herramienta clave para la trazabilidad, el control de stock y la comercialización.
Si el diseño ya está cerrado y enviado a imprimir, incorporar el código a último momento puede alterar toda la composición o incluso requerir rehacer los archivos.
Por eso, lo ideal es pensar en el código desde el inicio del diseño, igual que se hace con el logo, los textos o los sellos de información obligatoria.

En qué momento incluir el código de barras
A lo largo del proceso de desarrollo de un producto, hay tres momentos en los que conviene prestar especial atención al código de barras:
1. Durante el diseño del prototipo
Cuando estás armando las primeras versiones del envase o etiqueta (en Illustrator, Canva o cualquier software de diseño), reservá un espacio para el código de barras, aunque todavía no lo tengas asignado.
Podés usar un rectángulo negro de referencia con la leyenda “código aquí”.
Esto ayuda a:
- Garantizar que el espacio sea suficiente.
- Evitar colocar textos o elementos importantes muy cerca.
- Mantener la armonía visual del diseño.
En productos pequeños, como cosméticos o frascos de miel, cada milímetro cuenta. Si el código se agrega más tarde, puede tapar información o quedar ilegible por su tamaño.
2. Antes de enviar a imprenta
Cuando ya tengas el diseño aprobado y estés listo para imprimir las etiquetas o envases, es el momento exacto de colocar el código real.
En este paso, necesitás:
- Tener tus códigos de barras comprados y registrados.
- Incorporarlos en formato JPG o EPS (vectorizado), según lo que use tu imprenta.
- Verificar que el fondo tenga buen contraste (blanco o claro) y que el código sea negro o muy oscuro.
Una buena práctica es enviar una prueba de impresión antes de imprimir en gran cantidad, para asegurarte de que el lector escanee bien el código.
3. En la revisión final del producto terminado
Antes de lanzar tu producto, hacé una verificación final con un lector de códigos o una app de escaneo.
Esto te permitirá confirmar que:
- El código se lee correctamente.
- El número coincide con el que registraste.
- El tamaño es el adecuado (ni muy chico ni distorsionado).
Una lectura fallida en góndola o en caja puede significar pérdida de ventas o devoluciones, por eso este paso es tan importante como el control de calidad del producto.
Errores comunes al incorporar el código de barras
Muchos emprendimientos cometen los mismos errores al incluir el código en su diseño. A continuación, te contamos los más frecuentes y cómo evitarlos:
❌ Colocarlo sobre fondos con textura o color
El código debe estar sobre un fondo blanco o de color claro y uniforme.
Si lo imprimís sobre una textura, una foto o un fondo de color, el lector puede tener dificultades para leerlo.
❌ Hacerlo demasiado pequeño
Un código muy chico o deformado puede quedar ilegible.
El tamaño mínimo recomendado para un código EAN-13 es de 25 mm de ancho y 20 mm de alto.
❌ Imprimirlo con baja resolución
Evitar imágenes pixeladas.
Siempre que puedas, trabajá con el archivo vectorizado (EPS o PDF) que te entregue tu proveedor de códigos.
❌ Ubicarlo en zonas curvas o con pliegues
En envases cilíndricos, como botellas o frascos, el código debe colocarse en una parte recta y visible, no en el borde ni en zonas de curvatura.
❌ Colocarlo demasiado cerca de los márgenes
Dejá siempre un espacio en blanco alrededor del código, sin textos ni bordes.
Esto facilita la lectura y evita errores de escaneo.
Ejemplos prácticos por rubro
🍫 Alimentos y bebidas
En etiquetas de alfajores, mermeladas, vinos o cervezas artesanales, el código se suele ubicar en la parte trasera o lateral del envase, junto a los datos legales.
Ejemplo: las marcas de alfajores Guolis o Terrabusi lo colocan sobre fondo blanco, en un tamaño bien legible.
💄 Cosmética natural
En cremas o jabones, donde las etiquetas suelen ser pequeñas, conviene dejar un margen claro alrededor del código.
Si el envase es transparente, lo ideal es imprimirlo sobre una etiqueta blanca o beige.
🧴 Productos de limpieza o cuidado del hogar
Estos productos suelen tener mucha información, así que el código debe estar en una zona despejada.
Un truco: ubicarlo cerca del lote o la fecha de vencimiento, pero nunca sobre una textura o degradado.
Por qué planificar el código desde el diseño
Pensar el código desde el principio te ahorra muchos dolores de cabeza.
Cuando el diseño y el código se integran desde el inicio:
- Evitás rehacer archivos.
- No necesitás improvisar a último momento.
- Tu producto llega a la imprenta y a la góndola sin demoras.
Además, incorporar el código temprano te permite trabajar con el mismo archivo en todas las versiones del producto (por ejemplo, distintos sabores, aromas o presentaciones).
Cada uno tendrá su propio código, pero el diseño base ya estará preparado para recibirlo.
Consejos finales
- Pedí tus códigos antes de diseñar la etiqueta.
Así sabrás cuántos necesitás y podrás reservar el espacio adecuado. - Guardá siempre el archivo original del código.
Evitá copiarlo de imágenes o fotos, ya que pueden perder calidad. - Probá el código antes de imprimir en gran cantidad.
Un simple escaneo con el celular puede evitarte un error de lote completo. - Usá siempre el mismo código para el mismo producto.
Si cambian el sabor o el tamaño, entonces sí, necesitás un nuevo código.
En resumen
El código de barras no es el final del proceso, sino una parte esencial del diseño.
Cuanto antes lo incorpores, más fácil será para vos, para la imprenta y para tus futuros puntos de venta.
Si estás por lanzar tu producto, asegurate de hacerlo bien desde el principio:
planificá tu diseño y tu código de barras al mismo tiempo.
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