El láser, los monos y la revolución de los códigos de barras

Hoy en día, los códigos de barras están presentes en todos los productos que compramos. Desde una simple botella de agua hasta los artículos electrónicos más avanzados, este pequeño patrón de líneas negras y blancas se ha convertido en un elemento esencial para el comercio. Pero ¿alguna vez te has preguntado cómo surgieron los códigos de barras? La historia de su invención es tan interesante como divertida, con láseres, abogados preocupados y hasta monos Rhesus.
La patente que inició todo
El concepto de los códigos de barras no es nuevo. De hecho, la idea comenzó a gestarse hace más de 70 años, cuando en 1949 un ingeniero llamado Norman Joseph Woodland, junto con su colega Bernard Silver, presentaron una patente que describía un sistema de identificación automática. Este sistema utilizaba un patrón de líneas para codificar información sobre productos.
La inspiración de Woodland fue sorprendente. Mientras reflexionaba sobre cómo simplificar los procesos de registro de productos en los comercios, se acordó del sistema de código Morse que había aprendido como scout. Pensó que podía adaptar las líneas y los puntos del código Morse a un formato visual más moderno, y así nació el concepto básico de los códigos de barras.
¿Sabías que detrás de los códigos de barras hay una historia fascinante de innovación y perseverancia?
Norman Joseph Woodland, junto a Bernard Silver, marcó un antes y un después en la manera en que interactuamos con el comercio. Desde su primera patente en 1952 hasta el impacto global que conocemos hoy, su invento ha transformado la logística, la distribución y las experiencias de compra en todo el mundo. Si quieres descubrir más sobre cómo un ingeniero visionario y su colega cambiaron para siempre el comercio, te invitamos a leer nuestro artículo completo en el blog. Conocerás detalles sorprendentes de su vida, cómo surgió la idea del código de barras y el impacto que tuvo en su época.
Este artículo no solo te llevará a través del origen de los códigos de barras, sino que también te hará reflexionar sobre cómo la innovación puede provenir de las ideas más simples, como los puntos y rayas del código Morse. Si eres emprendedor o simplemente curioso por las historias que han transformado nuestra manera de vivir, no te lo puedes perder. Visítanos en nuestro blog y profundiza en el legado de Norman Joseph Woodland, un verdadero pionero de la tecnología moderna.
El reto de hacerlo realidad
Aunque la patente fue un gran primer paso, pasar de la teoría a la práctica no fue fácil. IBM, una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo, vio el potencial de esta tecnología y decidió desarrollarla. Sin embargo, no todo fue sencillo. Los abogados de la compañía temían que el uso de láseres para escanear los códigos de barras pudiera causar daños en los ojos de las personas, lo que podría generar demandas legales.
¿Un suicidio con láser?
El equipo de IBM estaba entusiasmado por llevar los códigos de barras al mundo real, pero sus abogados no compartían ese entusiasmo. Les preocupaba que alguien pudiera intencionalmente dañarse los ojos con los escáneres láser y luego demandar a la empresa. También temían que el personal de los supermercados pudiera quedar ciego por accidente.
Norman McEnroe, un experto del equipo, intentó tranquilizarlos explicando que el láser usado era de apenas medio milivatio, con 12.000 veces menos energía que una bombilla de 60 vatios. Sin embargo, sus argumentos no convencieron a los abogados. Fue entonces cuando recurrió a un método inusual: monos Rhesus.
Monos al rescate
Para demostrar que el láser era seguro, se llevaron a cabo pruebas con monos Rhesus en un laboratorio cercano. Los resultados fueron claros: la exposición al pequeño láser no causaba ningún daño ocular. Con esta evidencia en mano, los abogados finalmente cedieron, y el camino quedó libre para que los códigos de barras revolucionaran el comercio.
La revolución en los supermercados
El 26 de junio de 1974, los códigos de barras se utilizaron comercialmente por primera vez en un supermercado en Ohio, Estados Unidos. El primer producto escaneado fue un paquete de chicles Wrigley’s. Este evento marcó el inicio de una revolución en el comercio minorista. Los códigos de barras permitieron agilizar los procesos de venta, reducir errores humanos y mejorar la gestión de inventarios.
Beneficios para emprendedores y empresas
Para los emprendedores y empresas en Argentina, los códigos de barras son una herramienta indispensable. No solo ayudan a identificar productos de manera única, sino que también facilitan el ingreso a mercados internacionales. Con un código de barras, puedes vender tus productos en cualquier local físico o virtual, tanto a nivel nacional como en el exterior.
Además, contar con códigos de barras estandarizados evita problemas de compatibilidad en sistemas de punto de venta y asegura que tus productos sean reconocidos de manera global.
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